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Yugo Irisarri "Me he reconectado conmigo misma"...

Yugo Irisarri

¿Qué te llevó a la Misión de Aguarico?

Carmen, la hermana de José Miguel Goldáraz, me prestó el libro “La utopía de los Pumas” y me cautivó.
Me impresionó la figura de José Miguel, su trabajo, su relato, etc... Había terminado mi etapa laboral y decidí venir a conocerle.
Ya en Coca, además de conocer al “Quijote del Napo” (como se le conoce por aquellas tierras al misionero capuchino con más de cuarenta años a sus espaldas trabajando con indígenas), contacté con la Hna. Carmen, oblata, y me encantó su forma de trabajar así como su cercanía.
Además caí en Pacu Rumi, una comunidad Kichwa cercana a la capital y me entró la vocación por ingresar en la Pastoral Social.
Regresé a España y el Obispo me dijo: “si te acuerdas todos los días de esto, volverás”… y aquí estoy.

¿Qué te llamó la atención de la figura de José Miguel?

Su ayuda incondicional, haber sido capaz de llevar a la práctica lo que Alejandro Labaka planteaba en la Crónica Huaorani, la inculturación… todo.
Pero la atracción va más allá de José Miguel, es hacia todo el Vicariato. Viniendo de España donde predomina una iglesia más jerárquica con la que no empato en absoluto, aquí llama la atención ver una Iglesia cercana a las necesidades de las personas.

La experiencia de estos años ... ¿Te ha hecho reconectar en tu pertenencia a la iglesia?, ¿en tu lado espiritual?

Sí, definitivamente, he conectado sobretodo con el evangelio. La “adoración” no me va, yo no vivo con intensidad la oración, la eucaristía… pero el evangelio ahora marca mi día a día.

Al estilo de los grupos de música que elaboran recopilatorios después de varias giras y actuaciones, ¿cuáles considerarías tus “Grandes Éxitos” de estos dos años de trabajo?

Sin duda alguna Pacu Rumi.
Esta es una comunidad indígena kichwa en la que desde 2009 una familia ha vivido en la marginalidad, el dolor y la pobreza. Una noche hubo una tormenta y como consecuencia un árbol cayó encima de su casa matando a tres de los hijos y dejando al padre y a la madre con una discapacidad física tremenda.
Desde los 5 años, el hijo menor, Marcelo, limpiaba las heces y la orina de sus padres, se encargaba día y noche de sus necesidades, los atendía, los daba de comer, iba al río a buscar agua… ese niño no ha tenido infancia.
Primero estuve viviendo con ellos un tiempo y haciéndoles terapia de rehabilitación (Yugo conoce bien el cuerpo, es fisioterapeuta, y su lenguaje son sus manos). Durante este tiempo hemos tratado de que las instituciones respondieran a las demandas de la familia: ahora cobran bono de desarrollo, se les ha arreglado una casa nueva adaptada a sus necesidades de movilidad reducida, tienen cuidadores, Marcelo puede ir a la escuela, van a Quito mensualmente para recibir una terapia específica… Dorian, el papá, tiene posibilidades de levantarse de la silla. Teresa está peor… además de lo físico carga con una depresión tremenda.

¿Qué imagen te guardas de tu intervención con esta familia?

Marcelo, cuando yo llegué, se quedaba dormido con los ojos abiertos. Estaba en un estado de alerta permanente. Ahora las instituciones están comprometidas en dar seguimiento y su calidad de vida ha mejorado.
Aun así me hago una pregunta… ahora que regreso a España: ¿Quién va a seguir acompañando en el proceso?

Te marchas en Julio de regreso a Navarra, ¿cómo crees que te vas a sentir?, ¿qué va a quedar de todo esto?

Regreso porque mi familia también me reclama… pero a veces me despierto por la noche y pienso: ¿Qué va a ser de mi?
Me da miedo no encontrar un propósito. Aquí estoy llena de razones para moverme (mientras alza el taco de fichas que recoge los más de 200 casos que se quedan por resolver).
No sé si volveré… de momento me voy para un año. Tengo que hacer la síntesis de esta experiencia.

¿Qué evaluación harías de estos dos años, desde cuando regresaste en septiembre de 2012?

Me he sentido como en casa. Algo que agradezco en el alma es que se me ha respetado tal como soy, se me ha valorado mucho. Eso es una muestra de generosidad tremenda, aun entendiendo que hay formas de vivir el día a día que nos separan, aunque no estemos de acuerdo en algunas cosas… me han hecho sentir dentro de la Iglesia.

Por último ... ¿cuál es la “utopía de los pumas”?

Je, je… Estar cerca del necesitado, el compromiso diario… y el amor al runa (al indígena).


El Vicariato de Aguarico ha abierto una oficina de Pastoral Social desde la que un equipo de misioneros atiende diariamente en tramitar ante las instituciones competentes sus necesidades básicas y de promoción humana. Además visitan el centro de detención temporal y a los enfermos en el Hospital.

Yugo tiene la mirada de quien está de vuelta de muchas cosas pero de quien sabe todavía ver la vida con la ilusión de una niña. Se mueve por Coca como si de el salón de su casa se tratara y es que como recalca en más de una ocasión… “se ha reconectado consigo misma”