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Ibrahima Sow. Animador e integrador social de SERCADE

Ibrahima Sow. Animador e integrador social de SERCADE

 

Uno de los buques insignia de SERCADE (SERvicio CApuchino para el DEsarrollo), es el Programa Afrique, una sólida iniciativa de los Hermanos Capuchinos que busca establecer una primera acogida de jóvenes migrantes así como la respuesta a sus necesidades más urgentes en los procesos de integración. Allí trabaja Ibrahima, un joven de origen mauritano, nacido en Zouetrate y criado en Boghe, cerca de la frontera con Senegal.

"Tuve una infancia feliz entre tantos niños que solo querían jugar, bailar, reír, imaginar, crear... en definitiva vivir", asevera Ibra. Así llama todo el mundo a este profesional del servicio especializado en integración social. Nos cuenta que ir al colegio en Boghe le encantaba. El simple camino hasta llegar al colegio era una aventura en la que pasaba a recoger a sus compañeros, con los que compraba chuches, o iba a molestar al perro de los gendarmes, etc... Ese mismo camino se hacía al revés cuando terminaba la jornada lectiva, con el detalle de que la vuelta la hacían corriendo, dando patadas a cualquier lata hasta llegar al río, pasar un rato rápido y volver a casa, o incluso en ocasiones acompañaba a otros amigos que venían de otros barrios solo para poder seguir pataleando latas mientras pensaban que eran pelotas de fútbol.

Ibrahima, y desde esa infancia feliz, cuéntanos. ¿Cómo llegaste a España?
Fue un dos de febrero del año 2000. No fue un viaje consciente pero sí largo y duro para un niño. Simplemente, llegar al aeropuerto desde Boghe fue algo duro para un niño de 11 años, que no quería abandonar su pueblo, no quería ni me entraba en la cabeza por qué nos teníamos que ir a otro país. Si hoy lo entiendo ha sido con el tiempo y la conciencia que a veces brinda la edad.

De Noakchot subimos a un vuelo toda la familia hacia Las Palmas, todos menos mi padre que ya estaba en España y nosotros íbamos a su encuentro.

A la llegada sentí mucho frío y el abrazo de mi padre me hizo sentirme arropado y ya la gente que llevaba viendo desde hace 12 horas no eran tan raras. Mi padre también estaba ahí.

Recuerdo subir al coche para irnos a casa y no paraba de mirar por la ventana, a la gente y a los edificios, supongo que tratando de ver algo que me resultara familiar. Recuerdo los días siguientes haciendo mucha burocracia con mi familia, de un lado a otro, poner huellas, firmar papeles etc... 2 ó 3 semanas después estaba yendo al colegio con mis dos hermanos.

¿Cómo era tu día a día?
Mi vida en España consistió en ir al colegio, terminar el instituto que me facilitó bastante la integración y el aprendizaje del idioma. También practicaba varios deportes de equipo, como baloncesto o fútbol donde pude conocer muchas personas y empezar a tener un grupo de referencia. Tiempo después me apunté para participar en una asociación juvenil de Alcobendas con un proyecto multicultural de percusión.

 

Ibrahima con su compañera, María Seco.

 

Gracias a ello pude tener un grupo de amigos, y estar un poco más cerca de mi cultura de origen. Finalicé mis estudios con un grado superior de “Técnico en aminación sociocultural” y años más tarde conocí a los Capuchinos con un proyecto de sensibilización a través de un huerto, durante unos meses. Un par de años más tarde, me llamaron para formar parte del proyecto actual. 

Háblanos de este trabajo.
Consiste en favorecer la integración de los recién llegados en emergencias y de los chicos que están en los pisos del proyecto “Future & co”. Tenemos la función de facilitarles la participación en proyectos comunitarios, ofrecer un ocio y tiempo libre saludables, con un acompañamiento dentro de lo posible, contextualizar en el nuevo país de acogida y las nuevas costumbres. Con respecto a mis compañeros, puedo decir que tengo un equipo de trabajo completo en el que nos coordinamos para lo jurídico, lo laboral, lo sanitario, etc... Para poder ofrecer un mejor acompañamiento a los usuarios. 

Ibrahima, cuéntanos algún caso especial que te haya emocionado.
Recuerdo el caso de un chico que salió andando desde Nigeria, llegando a España 4 años después. En su odisea para llegar hasta aquí, pasó por Guinea, Gambia, Senegal, Mauritania, desierto del Sahara, Marruecos, y después de un año en los bosques de Marruecos, saltó la valla. Tras el salto y un año de mal vivir en las calles, encontró empleo en el campo. Después de 3 meses de trabajo le pagaron 500 euros y le dijeron que el resto era el coste de lo que había supuesto su estancia mientras trabajaba (alojamiento, comida, etc.). Al querer marcharse, lo amenazaron con denunciar y por miedo decidió quedarse para trabajar 9 meses más en condiciones penosas. Finalmente escapó, conoció a una persona que iba a Madrid, y fue con quien llegó. Cuatro días después de llegar a Madrid, durmiendo en la calle en pleno frío, otro africano le indicó que viniera a Sercade a pedir ayuda y es cuando conoció este servicio de apoyo y orientación que llamamos "Programa Afrique".

¿Qué ha aportado SERCADE y los Capuchinos en tu vida?
Desde pequeño quise estar en contacto con la realidad ya que he vivido en barrios multiculturales. Sercade me ofrecía una oportunidad de vida para ayudar a gente que podía haber pasado lo mismo que pasaron mis padres, dificultades, estar lejos de su tierra, de su red de amistades, familia, otro idioma, otras costumbres, etc. Y que sean acogidos por personas que hablen su idioma o comprendan sus costumbres me parece que hace que la ayuda en la acogida sea más agradable y cercana. 

Por tanto, me brinda la oportunidad de vivir esa realidad, crecer junto a ellos y devolver ese favor o esa mano amiga que en su día se le tendió a mi familia. 

 

 

 

A quien sienta la inquietud... ¿Qué podría hacer aquí un voluntario?
Un voluntario podría desarrollar numerosas funciones, ya que Sercade trabaja sobre muchos proyectos transversales de la vida que se adaptan a cualquier inquietud o habilidad de la persona voluntaria. Se podría decir que el abanico de posibilidades es muy amplio. Lo que puedo asegurar es que el voluntario podrá practicar idiomas, conocer nuevas culturas y estar en un muy agradable ambiente de trabajo.

¿Qué opinas de la situación de tantas personas que de repente un día se ven arriesgando su vida en una patera?
Opino que es uno de los grande desastres del mundo y de la humanidad. Estamos siendo cómplices y cerrando los ojos ante el mayor cementerio mundial. Mi opinión no vale mucho, cuando pienso en las personas que creen que sus familias han llegado y no ha sido así. 

Entonces solo me queda preguntar, ¿por qué no hacemos nada para pararlo, sobre todo desde el origen, con información veraz y formación? Creo que las personas que llegan son víctimas de un sistema que todavía no los tiene en cuenta, y de nuestros gobiernos que prefieren gastar dinero en “proteger” las fronteras o poner trampas mortales, antes que invertir en esos países de los cuales se benefician para hacer su tecnología, explotar sus materias primas, etc. Es una cadena de siglos de explotación y de relaciones jerárquicas donde los oprimidos viven a merced de sus opresores. Sobre el tráfico de humanos, no puedo aportar mucho más que lo que es de sentido común. Es un error y la esclavitud del siglo XXI que también estamos permitiendo. 

Así es... Ibra, ¿Qué planes tienes para el futuro?

Mis planes para el futuro podría resumirlos en seguir en el camino de la lucha y de la justicia para conseguir la paz. Suena muy ambicioso, pero es lo que me motiva para ir a trabajar cada día. Personalmente, poder seguir transmitiendo mis valores a mis seres cercanos y queridos.