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Casa Boza: Fin de curso al grito de "Sueños que se hacen realidad"

Casa Boza: Fin de curso al grito de


"Llegué a Casa Boza sin nada, solo con sueños rotos. Hoy me estoy formando, tengo una familia y ahora sé que puedo alcanzar mis sueños" ... Es la historia de uno de los jóvenes migrantes que a diario trabajan con el firme propósito de alcanzar un futuro en condiciones dignas de vida. 

Son las 18:00 horas del martes 25 de junio. No es un día cualquiera. Una treintena de jóvenes migrantes subsaharianos están preparando una fiesta muy especial. Para ellos culmina un curso y, dicho así, pareciera que se trata de un ciclo educativo. No, es mucho más, es la culminación de un periodo de dedicación, sacrificio, esfuerzo y superación personal para conseguir algo tan complejo para muchos seres humanos como un hueco en una sociedad que a veces se torna imposible. Uno de los chicos está regando el suelo para que los invitados pasen menos calor. Aprovecha para dar un buen manquerazo a uno de los compañeros. Ríen como niños. Quizás manifiestan esa niñez que nunca pudieron disfrutar, en muchos casos tratando de saltar la valla, esa endemoniada frontera que divide países, derechos, ilusiones y que para algunos supone el cambio de la infancia a la madurez. Un "salto" acompañado de un grito de libertad ... "boza, boza...."

Volviendo a Casa Boza y cuando ya se va completando el aforo con la acogida de voluntarios, profesores, educadores, trabajadores sociales, comienza el acto con un discurso de bienvenida a cargo de Assane, uno de los jóvenes llegado desde Senegal quien subrayó:  "Nuestro centro tiene como objetivo fundamental crear un espacio amable donde se valore la ayuda, el intercambio de conocimientos en presencias donde todos encuentren su espacio para salir adelante en el camino de sus sueños". 

 


Escuchar a este joven y contemplar a la vez el mural de fotos colgado en la pared, invita a pensar en que la casa se ha convertido en una familia: Familia Boza. Pensé en un apellido con familiares en Nigeria, Somalia, Guinea y otros muchos más países y es que este hogar ha sido mucho más que un refugio para aquellos que, por diversas circunstancias, se encontraron en situación de vulnerabilidad. Con un enfoque holístico, estos espacios han proporcionado un acompañamiento personal, social, jurídico y formativo-laboral. Un equipo multidisciplinar ha trabajado incansablemente junto a los participantes, apoyando sus objetivos individuales y fomentando su autonomía, integración e independencia.

La ceremonia de fin de curso estuvo llena de momentos conmovedores. Los participantes compartieron algunas historias. El apoyo recibido en Casa Boza les ha permitido no solo evitar la situación de calle, sino también encontrar un nuevo rumbo en sus vidas. Testimonios cargados de gratitud y esperanza acompañados del sonido de los tambores que golpean con increíble habilidad. Son ecos que remarcan el compromiso social del proyecto y gracias al que podemos ver que algunos ven sus sueños hechos realidad en la mirada de sus hijos. 


 

Me comentan desde el equipo de SERCADE que "Cada logro de nuestros participantes es un reflejo de lo que podemos alcanzar cuando trabajamos juntos por un objetivo común". Si participas en este proyecto y observas los rostros de los chicos, los voluntarios y amigos en general, descubrirás que en el corazón de todos late un trocito de África. Me refiero a ese trocito de juventud, alegría y color que nos complementa y enriquece. Por eso, colaborar en SERCADE no es solo dar... es estar dispuesto a recibir. No es baladí la frase que reza "ayudar, colaborar, donar, participar, también te enriquece a ti". Pruébalo, así se vivió en la celebración de este fin de curso. Este ciclo no marca un fin, al contrario, nacen nuevas oportunidades para todos los que forman la gran familia Boza. 

Te dejo este enlace. Te espera una gran familia... 
https://www.sercade.org/participa