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La huida hacia Europa -I-

La huida hacia Europa -I-

Un asunto que suele tratarse mucho más desde el punto de vista ético, a partir de casos humanos en general dramáticos, y que, tal vez por eso, tiende a crear frecuentes y a veces acalorados antagonismos entre nosotros. Por lo general, se habla mucho más de saltos de valla, de ahogados en el Mediterráneo, de personas salvadas de las aguas o recogidas en nuestras costas, de manteros por nuestras calles, etc., que de las razones profundas por las que emprenden tan azaroso viaje. En definitiva, tratamos de conocer un enorme problema a base de microscopio y seguramente se nos pierde una panorámica general que explicaría muchas cosas.

Un periodista y académico, Stephen Smith, que realizó su trabajo de investigación y corresponsal muchos años en el África subsahariana, ha ejercido como analista en temas de ese continente para las Naciones Unidas y que desde hace años imparte clases de estudios africanos en una Universidad norteamericana, ha escrito un libro desde otra perspectiva diferente: La huida hacia Europa. 

A él no le interesa, en este caso, saber si los migrantes africanos de los que habla huyen de la violencia y la injusticia en sus países, de la pobreza o de la falta de oportunidades para vivir mejor. No distingue entre inmigrantes legales e ilegales, ni entre migrantes económicos y solicitantes de asilo. Simplemente nos ofrece datos, algunas grandes cifras, dice él, que puedan orientar a situar desde otro ángulo un problema que nos compete tanto que puede llegar a ser decisivo en el próximo futuro. Vamos con algunas de ellas.

Unos simples datos de lo que podríamos llamar geografía humana: En la actualidad, 510 millones de europeos viven en la Unión Europea (incluyendo aún el Reino Unido), y 1300 millones de africanos en el continente vecino. Dentro de 35 años habrá 450 millones de europeos y 2500 millones de africanos; cinco veces más. La población europea seguirá envejeciendo mientras que, en el 2050, dos tercios de los africanos tendrán menos de treinta años. En la actualidad, más del 40% de la población africana tiene menos de quince años. Es decir, nosotros menguamos y, al mismo tiempo, vivimos junto al continente con la explosividad natal más grande del mundo.

La parte del África subsahariana aumenta al ritmo de su peso demográfico creciente: desde ahora 1000 millones de personas al sur del Sáhara contra 300 millones al norte. África es una excepción demográfica en el mundo actual. Su parte subsahariana, la única porción del mundo en el que la población seguirá creciendo entre un 2,5 y un 3% hasta 2050. Antes del 2050, veintiocho países subsaharianos duplicarán su población, y otros nueve quintuplicarán la suya. 

Lagos superó a El Cairo como ciudad más poblada de África en 2012, con 21 millones de habitantes, y aún duplicará su población para 2050. Su población menor de 15 años se acerca al 60%, lo que la constituye en la ciudadela mundial de la juventud. Hoy la política de planificación familiar al sur del Sáhara se improvisa, el empleo de medios modernos de anticoncepción -aún inferiores al 15% entre las mujeres en edad de procrear- crece muy lentamente, año a año, mientras que en Asia se disparó hasta alcanzar alrededor del 70%.

Continuará

Miguel Ángel Cabodevilla