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Transmitir la Navidad

Transmitir la Navidad

La cultura no es solo el producto de lo que se genera en la actualidad, sino también el legado que ha llegado hasta nosotros a través de los tiempos. A esta cultura, en ocasiones centenaria, en ocasiones milenaria, pertenece una de las tradiciones más preciosas, que es la manera de vivir en el hogar la Navidad. Nos la llevan transmitiendo por generaciones nuestros abuelos, nuestros mayores.

Y podemos decir que a nosotros lo que nos ha llegado no es una vivencia de la Navidad cuyo fundamento son las luces de colores, las carrozas, las compras, las comidas más que abundantes, el consumo desmedido...

Esta Navidad transmitida no tiene su base en un árbol lleno de adornos, ni en renos o en gnomos... Esta Navidad, nuestra Navidad, está enraizada en el nacimiento del Niño Jesús, que ha continuado haciéndose presente año tras año colocando en casa un belén.

El centro del belén, sea más grande o más pequeño, siempre es el Niño, nacido en un pesebre, María y José. El ángel, la estrella, los Reyes Magos y los pastores también están presentes en casi todos los belenes, pero la base es el “Misterio”. Ante el belén podemos orar con los pequeños de la familia; les podemos relatar el nacimiento de Jesús; podemos cantar villancicos... Los adultos podemos tener un momento de adoración, de reflexión sobre nuestra vida...

Ciertamente nos gustará disfrutar también de las luces, los regalos, el trineo de Papá Noel, las comidas especiales en familia... Pero en un tiempo en que parece imponerse en nuestra sociedad una tendencia a ir eliminando los belenes de los espacios públicos, nos toca a nosotros mantenerlos muy vivos dentro de nuestro hogar. ¡Feliz Navidad!