Este mes, en SERCADE, celebramos dos aniversarios que nos llenan de alegría y esperanza: los 21 años del Centro Social San Antonio de Zaragoza y los 35 años del Programa de Voluntariado Geriátrico de Pamplona.
Ambos proyectos nacieron de la intuición franciscana de estar cerca de quienes más lo necesitan, y siguen hoy siendo un testimonio vivo de compromiso, fraternidad y servicio.
21 años del Centro Social San Antonio de Zaragoza: una puerta siempre abierta
Desde que abrió sus puertas en 2003, el Centro Social San Antonio se ha convertido en un espacio de encuentro, escucha y solidaridad. Cada día, personas muy diferentes se reúnen en torno a algo tan sencillo -y tan profundo- como una comida compartida, una conversación o una oportunidad para comenzar de nuevo.
El centro expresa la dignidad de las personas a través de gestos concretos: un plato caliente, una mirada que no juzga, una puerta abierta y una mano tendida sin condiciones.
Con motivo del aniversario, se celebró una jornada lúdica en la que participaron usuarios, voluntarios y trabajadores, culminada con la lectura de un manifiesto que reafirma el compromiso por la dignidad como derecho universal. También hubo un recuerdo emocionado para quienes, a lo largo de los años, pusieron su semilla en este proyecto.
Veintiún años después, el Centro Social San Antonio sigue siendo un espacio donde cada persona cuenta, adaptándose a las nuevas realidades y ofreciendo respuestas sociales y formativas a las necesidades emergentes.
35 años del Voluntariado Geriátrico de Pamplona: acompañar para transformar la soledad
En Pamplona, el Programa de Voluntariado Geriátrico ha celebrado sus 35 años de vida. Nació en 1990 por impulso de la Orden Franciscana Seglar, con un propósito sencillo y profundo: acompañar a las personas mayores que viven solas o con escasas relaciones sociales.
Durante estos años, más de 2.000 personas mayores han sido acompañadas gracias al compromiso de 800 voluntarios y voluntarias, que dedican al menos dos horas semanales a visitas en domicilios, residencias u hospitales.
El programa no busca ofrecer apoyos puntuales, sino crear vínculos duraderos y relaciones de amistad que sirvan de verdadero sostén emocional. Por eso, se cuida especialmente el emparejamiento entre voluntarios y mayores, buscando afinidades que favorezcan la confianza y el acompañamiento estable.
El paso del tiempo ha consolidado esta experiencia como una red de humanidad y esperanza. En cada visita, en cada conversación y en cada gesto, se mantiene viva la convicción de que nadie debería envejecer en soledad.
Celebrar el compromiso, sembrar futuro
Estos dos aniversarios nos recuerdan que SERCADE no es solo una organización, sino una comunidad que crece con cada historia de entrega y cada mano tendida.
El Centro Social San Antonio y el Voluntariado Geriátrico son ejemplos de cómo el carisma franciscano se hace vida: poniendo a las personas en el centro, apostando por la dignidad, la cercanía y la esperanza.
Seguimos caminando juntos, construyendo el mundo que queremos.